Hoy nos encontramos observando en vivo los recuerdos del futuro, con pesar vemos y leemos en las noticias como va desapareciendo nuestra flora, pero también nos enteramos con alegría que un grupo de valientes “Quijotes” trata de salvar nuestra inconciencia y nuestro honor, con una campaña titánica de replantar miles de árboles en el Paraguay.
Pero esto no debería ser labor de unos pocos, hay personas que se han beneficiado y siguen beneficiándose con un recurso natural no renovable, y que a pesar nuestro, nos están transformado junto a nuestra herencia, en ignorantes depredadores saurios. Ellos deberían tener la obligación moral –al menos- en ser los primeros en salvaguardar nuestro futuro.
Quizá –y espero que no sea así- estamos frente a los nuevos recuerdos del Paraguay, una visión casi fantasmal de un futuro presente del cual no quiero ser espectador y sentir que en los pulmones de mis hijas, faltarán gramos de oxigeno cada día.